La Gallina de los huevos de oro
He observado últimamente una tendencia muy marcada en el empresariado en obtener utilidades a cualquier costo, descuidando por completo a quien las produce, la empresa. Esto también se ve en las relaciones personales, por ejemplo: tengo muchas “amistades”, pero no las cultivo. A los hijos les compramos una gran cantidad de juguetes, pero nunca hablamos con ellos, etc.
Esto me recordó un hermoso libro de Stephen R. Covey, denominado el Sócrates americano, que escribió: Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, hace mas de 20 años, y uno de los principios en los que se basan los 7 hábitos es en la “efectividad”.
La efectividad es un equilibrio entre la producción (las utilidades, beneficios o huevos de oro) y la capacidad de producción (el negocio, la empresa, la gallina o quien produce las utilidades y los beneficios). Covey ilustra muy bien esta relación narrando la fábula de Esopo de la gallina de los huevos de oro.
Cuenta la fabula que en cierta ocasión un granjero tuvo la dicha de encontrarse con una gallina que ponía cada día un huevo de oro. No dando crédito a lo que sus sentidos percibían, el desconfiado granjero hizo verificar por otras personas el huevo. Y en efecto, pudo realmente comprobar que el huevo era de oro. Por cierto que nuestro granjero enriqueció notablemente, pues cada día que pasaba la gallina le ponía un huevo de oro. No pasó mucho tiempo antes de que sus ambiciones desmedidas le hicieran pensar que era mejor dar muerte a la gallina para tener de una vez todos los huevos de oro. En efecto, sin pensarlo más decidió matar a la gallina de los huevos de oro. Mas al darle muerte y abrirla comprobó para su desesperación que en su interior no había ningún huevo de oro. Había matado sin pensar en las consecuencias a la gallina de los huevos de oro. Así, pues, el huevo de oro de cada día de la gallina representa la producción, así como la gallina representa la capacidad de producción.
En consecuencia, vemos que estamos concentrados en las utilidades, en los beneficios, en los huevos de oro y caemos en una ceguera permanente (rutina improductiva) que nos impide ver que el sustento está en la gallina o en la empresa y además, en el equilibrio entre ellos.
Pasamos mucho tiempo realizando tareas urgentes y pocas tareas que le aportan valor a la empresa, nos pasamos apagando incendios.
La empresa o gallina necesita mantenimiento e inversión, necesita objetivos, metas, necesita ser monitoreada (sistemas informáticos), que sus integrantes se capaciten, que charlemos con colegas, que veamos el mercado, que nos asesoremos en temas que desconocemos para que siga produciendo huevos.
El desafío es armar una empresa de verdad. El resto es tener trabajo y a veces el trabajo es mal remunerado o su costo de salud, estrés, entre otros, las hace apetecible por pocos años.